Nubosidad variable
Hoy amaneció frío y soleado. Todo apuntaba a que sería un buen día, si la entrevista con Wolfe se confirmaba no sería muy temprano, a los adolescentes les gusta dormir y más aún si son artistas. Por lo cual después de la locura de cuatro días non stop, finalmente podría descansar un poco.
Hoy fue un día de esos en que el sol hace que las cosas malas no se vean tan mal, pero a pesar de eso, mi día comenzó a tornarse gris y cada vez más oscuro.
Ayer entrevistamos a Liz por un lado, y también a Wolfe, su hijo que vino desde Colorado a pasar Thanksgiving y el fin de semana a Nueva York. Pero más que para estar con su madre, era para estar con su novia Penelope. Hicimos una entrevista fantástica con él y a los 20 minutos su novia se ralló y se fue. Al terminar, Wolfe salió a buscarla pero cabreado con su madre que le había preparado varias actividades sociales para el fin de semana, entre ellas nuestra entrevista y visitar al abuelo. Me sentí fatal a pesar de que dijo que la bronca no era con nosotras…
Después de este episodio, quedamos que Liz nos confirmaría hoy por la mañana a qué hora sería la entrevista con él, en el caso de ser posible.
Primer cubazo de agua fría: abro el ordenador desde la cama. Mail de Liz. Casi imposible entrevistar nuevamente a Wolfe. Pero dejaba una posibilidad abierta: en caso de que sea positiva su respuesta les llamaré y vienen corriendo. Por lo cual tuve que estar todo el día en guardia cerca de mi casa, para en caso necesario coger el equipo y salir disparada para Manhattan. Otro día más sin poder ir a ver la exposición de La Maleta Mexicana de Robert Capa y Gerda Taro.
Segundo cubazo helado: decido capturar la entrevista de ayer. Enciendo la cámara, empieza la captura, se corta al minuto. Cámara apagada. Pienso: se acabó la batería. La cambio. No enciende. La enchufo a la corriente. No enciende. Pánico. Como aún no me han depositado el dinero de la beca, he pedido prestada una… ¡y la he jodido! Claro que no fue mi culpa 🙁
Es domingo, mañana iré a primera hora al servicio técnico. En los foros dicen que ese arreglo (a mucha gente le ha pasado eso) puede costar unos 500 dólares. Espero que el cubazo mañana sea de agua caliente y no cueste más de 100 dólares, sino mi presupuesto se va al garete.
Juego al tetris con mis ideas e intento figurarme cómo continuar el proyecto con una cámara hasta tener pasta para alquilar otra.
Para despejarme decido salir a pasear a Kito, el perro de Jason y Beka, donde me estoy quedando. Tomar un poco el sol mientras camino me sentará bien para aclarar mis ideas.
El móvil no suena. Liz no da noticias. Entrevista cancelada.
A pesar de que hoy ha sido un día terrible, de nubosidad variable en mi hogar, como decían los Illya Kuryaki, y que puede cambiar el curso de mi proyecto y economía, no me dejo vencer, lo solucionaré de alguna manera. Hasta ahora había ido todo super bien y eso me anima.
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PD: les dejo el sound trak de este post 😉