
Vuelta al ruedo
Cámara, carretes, fotómetro de mano. Tren. Vuelta al ruedo.
No ha sido fácil, los primeros dos años de crianza empalmaron con los dos siguientes de pandemia. Regresar a mis proyectos me reconforta pero me encuentro nerviosa ante los reencuentros, y no solo a los que se refiere a las personas, sino también el reencuentro con la fotografía y con un proyecto tan querido.

Ahora también soy madre y como muchas de ellas también me he separado. Mi trabajo cotidiano consiste en entender la familia donde el amor y el respeto sean el elemento que nos sostenga y nos una más allá de no vivir todxs bajo el mismo techo. Siempre lo supe, la familia no es una estructura rígida, es dinámica, orgánica y este proyecto me ha ido enseñando ese camino en su transformación constante, en su diversidad, mostrándome triunfos y derrotas.
En los reencuentros noto que el tiempo capturado en las fotografías de antaño ha permeado en nuestra realidad actual. Esas capturas han sellado un vínculo, una especie de pacto secreto donde crece una complicidad que nos acerca más allá de la distancia físico temporal.

Ahora, en el tren rumbo a Valencia donde me encontraré con Begoña, su hija y su nieta, pienso en todas las cosas que me ha enseñado este proyecto, y una de ellas es que la vida es bella y frágil como una burbuja de jabón. Disfrutarla y cuidarla es tarea de todxs.