Fotografías ingrávidas (I) Tributo a los defensores de la Tierra
La noche del 23 de junio instalamos nuestras fotografías ingrávidas en una de las colinas del Margarethenpark de Basilea. Fue nuestra manera de rendir tributo a todas aquellas personas que, enfrentándose a las fuerzas oscuras del extractivismo, han muerto defendiendo la vida en la Tierra.
Los retratos clavados en la tierra fueron añadiendo las notas bajas a una sinfonía que terminó por calarnos hasta los huesos. Fue como adentrarnos en una cámara de resonancia magnética que nos mostró lo que yace bajo la superficie de la materia. Conforme la noche cayó sobre nuestras espaldas, los rostros serenos de aquellos que ya no están entre nosotros fueron transformándose en un extraño aparato capaz de captar señales procedentes del espacio exterior, auténticas antenas de comunicación con el más allá.
Pasamos un largo rato sentados, inmovilizados por poderosas corrientes de sensación, recorriendo con la mente el largo camino recorrido por los fallecidos hasta juntarnos anoche en esa colina. Y de pronto, el viento de su espíritu surgió del vacío para hacernos ver su muerte como un regalo para los vivientes.
El tiempo se tornó elástico. Fue como si de pronto el pasado, el presente y el futuro existiesen en paralelo, y comprendimos que lo que nos hace humanos es, precisamente, el hecho de enfrentarnos con la fragilidad de la vida, y que es la muerte lo que hace que la vida sea más importante. Porque la vida se alimenta de vida, y nosotros queremos seguir luchando por la vida.

*Proyecto realizado en colaboración con la Coalición Global contra el Extractivismo